martes, 26 de julio de 2016

Conoce a tu enemigo


En la archifamosa frase de Sun Tzu, en su obra El arte de la guerra, decía que si uno se conocía bien a si mismo, y a su enemigo, aún enfrentándose en cien batallas, nunca sería derrotado. Este precepto ha sido a lo largo de los siglos aplicado a muy variados campos, no solo el militar, dando pie a ser entendida en muchos contextos.

Sin duda, es una gran verdad que conocernos a nosotros mismos, nuestras capacidades, fortalezas y nuestras debilidades, nos ayuda enfrentarnos mejor al mundo. Conocer los peligros, los riesgos que nos rodean también es muy iportante. Cuando estos peligros son otros grupos humanos, entender sus motivaciones, objetivos y recursos es muy importante para delimitar su impacto y prever su actuación, entender el patrón por el que se mueven. Un mal análisis puede llevarnos a conclusiones erroneas, y por tanto a acciones que no nos ayuden a solventar el problema, y tal vez puedan mantenerlo o agravarlo.

En el caso que nos ocupa, como supongo que ya habréis adivinado, pretendo aplicar este precepto a una amenaza que azota a Europa en estos últimos años, y que ha generado un gran revuelo en la última semana, y que sin duda tendrá un importante calado en las políticas de defensa y relaciones exteriores de la Unión. Como no, me refiero al Estado Islámico.

Como ya he dicho anteriormente, el primer paso para afrontar un problema es un correcto análisis del mismo. Por lo tanto debemos definir qué es el Estado Islámico, quien lo compone y culaes son sus objetivos. Y muy importante, por los errores que pueda conllevar un mal estudio del problema, qué no es, o quienes no componen, esta organización terrorista.

El DAESH, llamado así por sus siglas en inglés, es una organización fanática religiosa, que lucha por la construcción de una teocracia basada en una rama extremista del Islam, que ha llegao a formar un ejército y ha atacado multiples poblaciones en oriente medio, causando incontables muertos entre la povlación musulmana de esta región y llegando a controlar amplios territorios dentro de Siria e Irak, robándoselos a estas naciones por la fuerza de las armas.



Pretenden continuar su expansión armada, pues reclaman los territorios que pertenecieron antiguamente a los diferentes califatos que constituyeron la organización política del mundo musulman en la época medieval. Y para lograrlo extraen sus fondos del mercado negro, tanto de petroleo como de arte, y la venta de seres humanos, comerciando ilegalmente con lo que consiguen saquear de los territorios que asolan, así como atracando los bancos y cobrando impuestos revolucionarios a la población local. Además de esta fuente de ingresos ilegal, se piensa que otras naciones de marcado caracter islamista radical, como pueda ser Arabia Saudí o Quatar, puedan estar financiando las actividades de esta organización terrorista.

Así, el Estado Islámico pretende subyugar a todos los musulmanes, a los que pretende obligar a jurar lealtad al Califa (cabeza política y religiosa del Estado) nombrado por ellos y lograr controlar todos los territorios que consideran parte de su califato.

Sus enemigos son, por tanto, los estados que se localizan en lo que ellos dicen que es por derecho territorio de dicho califato, en su mayor parte naciones principalmente musulmanas, salvo por España y la Península balcánica, así como los aliados de estas naciones. Es en este punto donde tachan como enemigos las naciones europeas.

Su actuación fuera de la franja de guerra es, sin embargo, muy distinta. Como se ha podido ver, disponen de expertos en redes sociales y medio de comunicación, emplean diversos materiales audiovisuales y escritos para captar "soldados" solitarios. Sus mecanismos de captación, claramente sectareos, suelen ir dirigidos a individuos en situación de exclusión social, como se observa en los perfiles de los terroristas encontrados en Europa. Cuando pretenden formar una célula estable en un país extranjero, emplean a ciudadanos europeos retornados de Siria e Irak para la captación y la creación de pequeños grupos.

En este mes sin duda Europa ha sufrido un golpe tras otro, lo que ha provocado un estado de alerta constante. Desde el atentado de Niza, se han sucedido las noticias relacionadas con agresiones y asesinatos, especialmente esta  pasada semana, cuando Alemania vivía unos trágicos días especialmente violentos.

Sin embargo, se hace mal en meter todos estos ataques en el mismo saco, y solo se da alas a los terroristas y a los posibles futuros reclutas de esta organización criminal. La cultura del odio solo engendra más odio. Dos de los cuatro ataques no tienen ninguna relación con el estado islámico, pero se están utilizando para cimentar la xenofobia, dando alas a la ultraderecha europea.

Pero la criminalización de todos los ciudadanos que profesen una determinada religión o tengan unos orígenes étnicos comunes no nos llevará a acabar con la violencia, como ya se ha visto en tiempos pasados, si no que engendrará más. Si marginamos cada vez más a esta población, no haremos sino lograr que sea más fácil que engrosen las filas de aquella secta que pretenden volverlos contra sus conciudadanos para que causen atentados terroristas. Esta organización ha demostrado una preocupación nula por el bienestar de sus integrantes, y de hecho se estima que el tratarse de atentados suicida supone un gran ahorro para la organización, dado que el coste máximo de un ataque se reduce al carecer de plan de huida.

Somos nosotros quienes deberíamos preocuparnos de evitar esta captación, de evitar las situaciones de marginalidad y opresión que pueden llevar a una persona a considerar como enemigo a la gente con la que convive. Esto no implica tratarlos siempre de forma deferente o prioritaria, como argumentan muchos partidarios de las políticas ultraderechistas para atacar a las políticas más integradoras, implica tratarlos como a iguales, en derechos y en deberes, a los demás ciudadanos europeos, sin importar su raza o credo.

No es la inmigración la que causa la pobreza en Europa, es la política neoliberal austericida, la importación de ideas de competitividad frente a la cooperación, la corrupción de las instituciones y en cierta medida de la población, y la incultura y escaso movimiento de la misma. El paro no es consecuencia de un aumento de la inmigración, sino causa de las políticas laborales erradas que se llevan sucediendo durante décadas, de la creencia en un sistema financiero puramente especulativo y la pérdida en prestaciones sociales.

Tratar a nuestros vecinos como enemigos no nos ayudara sino a que en un futuro puedan llegar a serlo. La guerra hemos de hacerla contra aquellos que provocan el problema, enfrentándonos a los que financian al EI, a los que lo lideran y a los que pretenden imponer una dictadura religiosa subyugando a millones de musulmanes en el proceso. Por eso es importante conocer a nuestro enemigo, y más aún, saber quién no lo es.

viernes, 8 de julio de 2016

¿Y ahora qué?

Líderes de los cuatro principales partidos políticos del Congreso de los Diputados
Fuente: La Nación
A la luz de los últimos resultados es habitual preguntarse qué va a ocurrir ahora. Los cambios en la balanza del Congreso de los Diputados son escasos, salvo por una mejora en la posición del PP para conseguir formar Gobierno. Basandonos en la experiencia de la legislatura anterior, la más corta de la historia de la democracia española después del franquismo, este panorama nos aboca a largos periodos de inactividad y en última instancia a nuevas elecciones. 

Desde luego este es un escenario poco deseable, ya son seis meses donde la cámara legislativa ha estado tratando de dar lugar a un Gobierno, y por ende no llevando a cabo sus otras funciones. Por no decir que hace más de seis meses que tenemos un Gobierno en funciones que se niega a dar explicaciones a cámara alguna y hace y deshace a conveniencia.

Requerimos de un nuevo Gobierno, y aún a disgusto de todas las partes, los resultados son los que son, y eso implica pactos. Si no se desean unas nuevas elecciones, dichos pactos son necesarios, pero aún así no parece tarea fácil. Es la segunda vez en menos de un año que los partidos políticos españoles se enfrentan a una situación en la que ninguno de los grandes partidos puede gobernar solo. Cada uno tiene sus argumentos para formar el pacto tal y como le gustaría.

De momento, ya hace casi dos semanas de las elecciones, y la única reunión del partido que supuestamente toma la iniciativa para formar gobierno, el PP, solo se ha reunido con Coalición Canaria, que cuenta con un diputado. Por supuesto no es cuestión de socavar la importancia de los partidos con menor representación parlamentaria, pero resulta cuanto menos extraño que no haya habido una sola reunión con los partidos cuyos votos, o abstenciones en caso de segunda vuelta, necesitará para formar gobierno.

Es importante poner fin a la inactividad actual, ya se tomarán unas vacaciones en Agosto, seguramente. De momento parecen coincidir todos en quien ha de llevar la iniciativa, posiblemente para ganar tiempo para lamerse las heridas postelectorales y tomarse un momento para replantearse su próxima jugada.

Por mmi parte, espero que esta jugada que veamos sea un pacto de las izquierdas que desbanque al Gobierno actual, que ya bastante lodo arrastran como para dejar que se afiancen donde están. Tal vez la alternativa no sea la mejor posible, pero es lo mejor de lo que disponemos ahora. No será el pacto o el gobierno que hubieramos querido, seguramente ninguno, puesto que todos hubieran preferido que gobernase el partido al que votaron, pero toca pactar, no hay otra opción, y al menos esta sería la apuesta por la que me decantaría.

Y mientras tanto, los demás, a seguir construyendo para mejorar lo existente, que si queremos cambio, no podemos dormirnos en los laureles y esperar que nos lo traigan a casa. Habrá que ganar terreno y hacer camino andando, y demostrando que si queremos más participación es porque no nos conformamos con que solo nos pidan opinión una vez cada cuatro años.


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